La exhumación de Franco es el primer paso para cambiar de significado un monumento que el dictador ideó para inmortalizar su victoria en la Guerra Civil. Pero el futuro del mausoleo está todavía por definir y depende en buena medida de lo que ocurra en las elecciones del 10 de noviembre. «En el Valle de los Caídos yacen los restos mortales de casi 34.000 víctimas de la Guerra Civil, muchos sin el consentimiento de sus familias. Una infamia, como la de los miles de fosas comunes que hay en España, que debe ser reparada más pronto que tarde», señaló este jueves Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en funciones, en una declaración institucional tras la exhumación. «Cuando vuelva a abrir sus puertas, el Valle de los Caídos significará algo muy distinto: el recuerdo de un dolor que no debe repetirse jamás y un homenaje a todas las víctimas del odio», sentenció.
La salida de los restos de Franco, “es una condición necesaria, pero no suficiente para resignificar el Valle de los Caídos”, explica a EL PAÍS Ramón Jáuregui, el hombre que hace ocho años vio cómo el Gobierno entrante, del PP, metía en un cajón el informe del comité de expertos que recomendaba el traslado de los restos de Franco. Aquellos expertos, de distintas disciplinas (el derecho, la historia, la filosofía, la antropología…), se encerraron durante seis meses durante la segunda legislatura del socialista José Luis Rodríguez Zapatero para debatir cómo transformar el monumento en un lugar de memoria y reconciliación. Muchas de sus recomendaciones siguen en los planes del Gobierno de Pedro Sánchez, ahora en funciones. Estas son las claves del futuro del Valle de los Caídos.