La serie de terremotos que sacudió el sureste de Turquía y a los países vecinos este lunes se ha cobrado la vida de al menos 20 personas, informaron las autoridades turcas, que pidieron ayuda internacional.
La gobernación de la provincia de Sanliurfa, situada al sureste del epicentro, informó sobre 12 muertos en 16 edificios derrumbados.
El gobernador de Osmaniye, Erdinc Yilmaz, dijo en declaraciones a la emisora AHaber TV que 34 edificios colapsaron en su provincia, causando cinco muertos.
Según informó el gobernador de Malatya, Hulusi Sahin, unos 130 edificios quedaron destruidos en esa provincia, dejando un centenar de heridos y tres muertos.
El ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, anunció que las autoridades turcas han emitido el grado 4 del estado de alarma, lo que incluye la solicitud de ayuda internacional.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, escribió en su cuenta de Twitter: «Esperamos que podamos superar esta catástrofe lo antes posible y con el menor daño posible».
El terremoto principal de esta madrugada sucedió a las 01.17 GMT, con una magnitud de 7,4, a una profundidad de unos 18 kilómetros en la provincia de Kahramanmaras, situada al sureste de Turquía.
Le siguieron fuertes réplicas, que afectaron las provincias de Gaziantep, Kahramanmaras, Adiyaman, Sanliurfa, Malatya, Kilis, Diyarbakir y Hatay.
La zona afectada se extiende sobre más de 500 kilómetros en el sur de Anatolia, donde se registran esta noche temperaturas bajo cero y nevadas, lo que dificulta las condiciones de quienes pernoctan ahora al aire libre.
Los seísmos se sintieron también en el norte de Siria, en Líbano, Israel y Georgia.
Se trata del mayor terremoto registrado en Turquía desde el ocurrido en 1999 en Izmit (7,6), que causó miles de muertos, algo mayor que el de Van en 2011 (7,2) que causó 600 muertos y el de Esmirna en 2020 (7,0) que causó 115 muertos.